Y Jehová procedió a bajar para ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres habían edificado. A continuación dijo Jehová: “¡Mira! Son un solo pueblo y hay un solo lenguaje para todos ellos, y esto es lo que comienzan a hacer. Pues, ahora no hay nada que tengan pensado hacer que no les sea posible lograr. ¡Vamos! Bajemos y confundamos allí su lenguaje para que no escuche el uno el lenguaje del otro”. Por consiguiente, Jehová los esparció desde allí sobre toda la superficie de la tierra, y poco a poco dejaron de edificar la ciudad. Por eso se le dio el nombre de Babel, porque allí había confundido Jehová el lenguaje de toda la tierra, y de allí los había esparcido Jehová sobre toda la superficie de la tierra.
Génesis 11
Como siempre digo: lo único que me dice la Biblia es que desde el principio siempre fué lo mismo. Jehová, en esta historia, es quien rompe la primera organización popular que aparece espontáneamente. Con la infiltración, represión y futura desaparición de la APPO en Oaxaca podemos ver que el gobierno va a usar sus tácticas de guerra sucia tan largamente ensayadas para romper cualquier organización que se le oponga.
¿Cómo podemos escaparnos del mito de Babel?
El estado ha roto los lenguajes pacíficos para hablar con el pueblo, pero si el pueblo utiliza la violencia para comunicarse con el estado lleva todas las de perder. Tenemos que diseñar la forma de minar sus poderes simbólicos sin entrar en los terrenos que nos ponen en una posición vulnerable. No se trata de derrocar a el poder para sustituirlo por otro, se trata de conseguir una vida justa y digna y ahí el único lenguaje y definición que cuentan son los tuyos. Ese es el mensaje de Babel; no hay lenguajes universales, el lenguaje sólo comunica lenguaje, la violencia sólo comunica violencia, Hollywood va a tener su final feliz, todo esto pasará y nunca vamos a regresar al Paraiso.
Entonces; ¿existen formas de comunicarnos?... Todos tenemos que comer, defecar y orinar, los animales pueden comunicarse así.
Por lo pronto yo ya marqué el árbol de enfrente de mi casa... jajaja
¡Ni te acerques Felipillo!
