July 10, 2007
by Doug Soderstrom, Ph.D.
(...)Cuando eras un niño, yo creía que un hombre no tenía otra opción más que amar, honrar y respetar a su país, que uno debería, sin ninguna duda, obedecer las leyes de su país. Sin embargo, desde esos días, he llegado a creer que hay algo de mayor valor... hacer la voluntad de Dios.
En lugar de dedicarte meticulosamente a llevar a cabo las órdenes caprichosas de los que administran los asuntos de este mundo, te sugiero que te dediques a una tarea más demandante, la de hacer tu mejor esfuerzo para servir a tu prójimo, a ser alguien dedicado a proteger los intereses de la raza humana.
(...)Cada uno de nosotros somos más que ciudadanos, más que sirvientes en una gran propiedad. Formamos parte de un ensamble mayor. Somos miembros de la raza humana, cada uno perteneciendo al mismo Dios. Como tales no nos debemos permitir ser limitados por las leyes de nuestro propio país. La única ley suficientemente grande para guiar las acciones del hombre es la que sirve a la raza humana en su totalidad.
(...)Una vez me preguntaron si tenía alguna idea sobre cómo resolver el problema de la guerra. Respondí diciendo, "por supuesto que la tengo... todas las guerras van a terminar cuando los jóvenes le digan a sus líderes que no van a ir a la guerra, que ya no van a matar, que si quieren que continúe su guerra debe de ser peleada por ellos, porque tomaron la decisión de ir a la guerra!"
